Siempre me han gustado mucho los uniformes romanos tardíos. Tardíos, muy tardíos. De finales del S.IV a principios del S.V y, ya por extensión, lo que luego se conocerían como Bizantinos, aunque ellos siempre se llamaron a sí mismos "romanos".
Lejos quedan las lóricas segmentatas y los casos áticos, típicos de la Semana Santa. Para que os hagáis una idea, entre el desastre de Teutoburgo en tiempos de Augusto (aquí sí se usaron las segmentatas y hasta se ha encontrado una con trozos del legionario aún dentro) y mi romano del siglo V habían pasado más de 500 años. Un periodo mayor que el que hay entre un soldado de los Tercios y uno actual en Afganistán... Lógicamente, el equipo romano también cambió muchísimo, aunque en las películas, los romanos siempre van "de romanos"...siempre igual.
Desde mediados del S.III la moda y el equipo cambiaron mucho. Se extendió el uso de camisas con magas y bordados multicolores. Se abandonó el uso de las sandalias, cambiándolas por botas cerradas. Desaparecieron los típicos cascos gálicos, pasando a usarse yelmos mucho más cerrados y con aspecto "medieval". El gladius cayó en desuso, usándose las spathas largas de caballería. Los pilum pasaron a la historia, usándose dardos como armas arrojadizas (plumbatas) y lanzas con aspecto medieval. Los escudos cuadrados desaparecieron y pasaron a ser redondos. Aún así, la tropa romana mantenía su aire, con faldellines y corazas, cascos con cimeras en oficiales y tropa, estandartes parecidos a los de siempre... Y mucho color.
Este es un oficial romano en campaña. Con su colorido uniforme, del que no había una uniformidad estricta, pero sí un aire parecido en todo el ejército.
Y aquí algunas imágenes del proceso de fabricación. Decir que todas las piezas son practicables y se pueden quitar y poner a voluntad.