En este nuevo mundo, las guerras importantes ya no se libran en los campos de batalla...
En los corazones de las megacapitales...
en las sedes de las multinacionales...
nos encontramos con modernas hiperfortalezas tecnológicas, impermeables a cualquier tipo de agresión, humana o cibernética
Durante las noches, sus interiores caen en un profundo letargo, tan solo roto por las rondas de los vigilantes armados
Pero más allá de estas paredes, entre vigas, paneles y estructuras, otro mundo se revela: Túneles de mantenimiento, áreas de cableado, salas de maquinaria... el corazón y las tripas que hacen latir estos edificios casi vivos
Éstos son los dominios del Infiltrador. Sus armas son la informática, la desencriptación, el desbloqueo de sistemas... así mismo es vital para él una perfecta forma física. La escalada, el rappel, el combate, hasta cuerpo a cuerpo, llegado el caso, son esenciales.
Su misión se completa con éxito cuando su paso por los despachos más poderosos del mundo ni siquiera es notado. Nadie, ni hombre ni ordenador, podrá confirmar que ha habido una filtración en los sistemas de seguridad. Informaciones, datos, planos... que hacen bailar al mundo han pasado ya a otras manos.
¿Y quién le da las órdenes? ¿Quién lo contrata? eso, amigos, me temo que nunca lo sabremos